Time managment

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domingo, 17 de septiembre de 2017

TIEMPO CHRONOS VERSUS TIEMPO KAIROS; ¿CANTIDAD O CALIDAD?


En nuestra estructura temporal, tenemos una sola palabra para definir el "tiempo". Los griegos tenían dos: Chronos y Kairos.  Chronos es el tiempo del reloj, el tiempo cronológico, lineal y cuantificable, el tiempo que se mide por segundos, horas, días, meses y años. 

La ciencia convencional define el tiempo como algo lineal. En nuestra sociedad occidental estamos operando normalmente en la conciencia del tiempo lineal y cronológico. Hemos nacido en un determinado momento del tiempo, vivimos en un periodo determinado y finalmente llega en momento de nuestra muerte. Tenemos calendarios y agendas que miden el tiempo cronológico. EL tiempo lineal nos dice: sucedió esto, y después sucedió lo otro y así sucesivamente se va creando una historia. El tiempo cronológico no toma en consideración la calidad del tiempo; ¿queda nuestra vida reducida a una fecha y una historia entre el nacimiento y la muerte? 

Esta visión lineal del tiempo hace que la idea de la muerte no nos resulte muy atractiva, ya que muerte significa final de la vida. Todos estamos avanzando hacia nuestra propia muerte, aunque muchas veces nos negamos a reconocerlo y aceptarlo como algo natural. Esta  visión del tiempo cronológico es resultado de una conciencia materialista y mecanicista del mundo y la vida.

El Dios griego Kairós es el Dios de un tipo de tiempo muy diferente. Kairos es el momento adecuado”, no es el tiempo cuantitativo sino el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno, la vivencia plena del momento presente.

Todos experimentamos en nuestras vidas la sensación de que llegó el momento adecuado para hacer algo, que estamos maduros, que podemos tomar una decisión determinada. Muchos de estos momentos son los que pueden cambiar la dirección de nuestra vida. Y es en ese espacio de tiempo cuando aparece la oportunidad para hacer, decir o actuar.

Kairós es también la percepción subjetiva que cada uno de nosotros tenemos  de cómo transcurre el tiempo de los diferentes eventos que acontecen en nuestras vidas.  En la dimensión Kairos calificamos el tiempo en función de aquellos eventos que crean un profundo impacto en nuestra calidad de vida. Aquellos momentos que dan un sentido a lo que hacemos o sentimos y que está más allá de la simple existencia cronológica.

Kairos también tiene que ver con la experiencia de un estado de paz interior. Lo cual nos conecta con el estar presente. Simplemente sentarse contemplando el mar, un cielo estrellado o un atardecer perfecto, teniendo plena conciencia de la belleza de ese momento, y  lograr un estado de reflexión profunda que nos conecte  armónicamente con nuestro interior.

¿Cómo detectar el tiempo Kairos? A través de nuestra intuición, de la calma y silencio de la mente, de las sincronicidades, el sentir que es ahora el momento de decir o hacer algo, tener la corazonada de contactar con una persona, iniciar un nuevo proyecto, viajar a un lugar…..También es ese sentimiento de estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado, con las personas idóneas, haciendo lo que tienes que hacer, viviendo el presente con plenitud. En un estado de flujo, perfectamente alineado con tu propósito, valores y capacidades, donde el hacer es una proyección del “ser”.

lunes, 28 de agosto de 2017

PARADIGMA DE LA URGENCIA VERSUS PARADIGMA DE LA IMPORTANCIA


El paradigma de la urgencia  tiene como principal enfoque el incrementar la efectividad en la vida personal y laboral . Se basa en el hacer:  la planificación, la priorización, fijación de metas, etc. Nos aporta métodos muy válidos para organizarnos y hacer más cosas en menos tiempo.  Sin embargo, hacer más cosas en menos tiempo no aporta necesariamente más bienestar, calidad de vida, confianza, relaciones armoniosas, etc.  Fácilmente podemos desviarnos del porqué o para que estamos haciendo lo que hacemos y  caer en una dinámica de ir de un lado para otro con el sentimiento de no tener el control, olvidando finalmente el verdadero propósito por el cual estamos haciendo ciertas cosas.  En esas circunstancias es fácil convertirse en un adicto a la urgencia, y ello probablemente llevará a la persona a un estado de estrés y ansiedad.

De ahí surge la necesidad de entrar en el paradigma de la importancia, el que conecta con nuestro propósito en la vida. Esto nos proporcionará una brújula que nos indicará el norte, el que queremos y  para que lo queremos, lo cual nos facilitará un sentido de dirección, hacia donde debemos enfocar nuestras energías. Con nuestros valores y propósito bien claros, nuestras decisiones se basaran más en el paradigma de enfocarnos en  lo que es importante, un lugar de caer atrapados en la dinámica de hacer solo las cosas más urgentes. Tener siempre presente el propósito de nuestras vidas nos ayudará a saber priorizar lo que es más importante y necesario de hacer a cada momento. 

Es importante dedicar un tiempo de introspección y silencio y hacerse estas preguntas varias veces: ¿Cual es el propósito de mi vida? ¿Cuál es la razón de mi existencia, más allá de mis propias necesidades o las de mi familia? ¿en qué puedo contribuir para el bienestar de los demás? ¿cual es mi talento o cualidad especial?
 

Con una actitud mental muy positiva, una alta autoestima y una fortaleza interna que me aporta los valores espirituales, podré alcanzar mis metas y objetivos.

Sentirse satisfecho o estresado en la vida depende en gran medida  de lo que estás haciendo y los resultados que estás obteniendo.

miércoles, 15 de octubre de 2014

¿CREADORES O VICTIMAS DEL TIEMPO?; EL CULTO A LA PRISA Y EL MOVIMIENTO SLOW


 
Estamos viviendo en una época de grandes cambios en nuestra sociedad, o quizás podríamos afirmar que estamos en un cambio de era. Una de las características del tiempo presente es la  velocidad a la que nos estamos moviendo en nuestra vida cotidiana, con una tendencia manifiesta a una aceleración continua. Las nuevas tecnologías han tenido una influencia fundamental en esta sensación de hiper velocidad en que nos hallamos inmersos. Cada vez más se vive la experiencia de que lo que ayer era más rápido hoy resulta caduco y lento. Esa prisa nos inunda y fomenta la impaciencia y brevedad de nuestras experiencias. Surge la sensación que no hay tiempo para nada. Queremos más y lo queremos al momento, sin valorar los logros que vamos consiguiendo. Nos hemos acostumbrado a los avances de tal manera que al poco tiempo nos resultan anticuados y pedimos más.  Por ejemplo, en la velocidad de conexión a internet, “la banda ancha” ya se ha quedado estrecha. Como consecuencia, la ansiedad se convierte en uno de las patologías de nuestra época, ya que cada momento se convierte en una carrera contra el reloj. Todo van tan deprisa que no hay posibilidad de pararse. Esta aceleración impregna toda nuestra existencia y no es extraño que tal situación acabe pasando factura al ser humano.

El movimiento Slow (lento o tranquilo)

En los últimos años ha ido surgiendo el llamado movimiento slow (lento o tranquilo),  que reinvindica el derecho a ser uno mismo quien controla los ritmos de su vida y quien decide que celeridad conviene según sea la situación y el contexto. Si hoy quiero ir rápido, voy rápido, si mañana quiero ir más despacio, decido ir lentamente. Este movimiento parte del principio que la serenidad y la calma aumentan la calidad de vida.

Caracteristicas del movimiento slow

a)Apuesta por potenciar una alternativa positiva: la desaceleración y la calma.   No pretende ser un movimiento anti-sistema o que tenga como planteamiento la protesta o una actitud victimista.

b) En esta misma línea, su objetivo tampoco es actuar en contra de la velocidad o la acelaración en sí, sino sensibilizar la conciencia humana para potenciar la calma, el equilibrio y  el sentido común. No pretende una declaración de guerra en contra de la velocidad. Hay situaciones en las que es necesario actuar rápido, pero lo que no podemos es convertir la velocidad en una “obsesión”.

c) El ideal no es apostar radicalmente por la “lentitud extrema”, sino apoyar que todo tiene sus tiempos y su ritmo. Lo fundamental es realizar las tareas en su tiempo o ritmo apropiado.
Como afirma José Luis Trechera, reivindicar la lentitud es un modo de asumir la vida con placer, de plantearse las cosas con calma, sin angustia, de detenerse y observar; de resistirse  a la prisa para disfrutar de la existencia y belleza de cada momento presente. Lo cual no significa volverse improductivo, sino actuar rápido cuando haya que hacerlo y lento cuando convenga. Se trata de que sea la persona la que controle el reloj y los ritmos de la vida, y no al revés.

d) Como alternativa se plantea la desaceleración, a través de la cual se busca el ritmo adecuado para cada tarea. ¿qué implica la desaceleración?

- Una nueva escala de valores que posibilita tener una relación distinta con el tiempo: es importante saber “perder” el tiempo”.
- Hay que educar la paciencia.
- Establecer una relación simbiótica con las nuevas tecnologías y evitar la excesiva dependencia o adicción de las mismas. Las nuevas tecnologías son medios o aliados para mejorar la calidad de vida, no fines que esclavicen y sometan a las personas.
- Aprender a saborear la vida y vivir con plena conciencia  el presente. EL objetivo es vivir el día a día con sentido. Es decir, se apuesta por vivir y no solo por sobrevivir.
- Se valora más la calidad que la cantidad. Se trata de hacer las cosas bien y no sólo hacer muchas actividades. Aplicado por ejemplo al mundo del trabajo implica un cambio de mentalidad: no es lo mismo trabajar muchas horas que ser más productivo. Trabajar mucho no es sinónimo de trabajar bien.

“Creo que vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir.
Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo,
pero la paradoja es que la aceleración
nos hace desperdiciar la vida. Carl Honore.”



miércoles, 8 de octubre de 2014

EL ARTE DE LA NO ACCIÓN: HACER MENOS, LOGRAR MÁS


Un hábito bastante extendido en nuestra cultura es lo que podríamos llamar la sacralización del esfuerzo: Como reza el dicho: “ganarás el pan con el sudor de tu frente”, y eso se relaciona con la creencia que el trabajo tiene que estar lleno de esfuerzo y a veces incluso de cierto sufrimiento, o que si trabajas más horas vas a rendir más y mejoraras la productividad. Estas normas asumidas en nuestras sociedad nos llevan a sobrevalorar el esfuerzo y la acción, mientras que actividades como la creatividad, la contemplación y la reflexión quedan infravaloradas.


Atrapados en el hacer, sin tiempo para la reflexión

Si alguna vez hemos sido sorprendidos inmóviles, en plena reflexión o en un proceso de creatividad mental, es probable que nos hayamos dejado llevar por la tentación de iniciar cualquier tipo de movimiento para dar la impresión de actividad. Sucede que en muchas ocasiones, debido a ciertas creencias existentes en nuestra sociedad, tenemos que dar la imagen de ser una persona muy ocupada, ya que esto se asocia con ser alguien importante. Lo malo es que la actividad sin conciencia se puede acabar convirtiendo en un correr de un lado para otro sin un claro sentido de propósito ni dirección. Uno permanece tan ocupado con lo que hace que puede llegar a olvidar porqué y para qué lo hace.


¿Qué es la no acción?


La no acción no tiene nada que ver con la dejadez o la pasividad. Practicar la no acción requiere mucha sabiduría y coraje. Las personas que siempre están ocupadas haciendo cosas podrían considerar la no acción como una amenaza para sus intereses. Sin embargo con la práctica puede que la persona acabe descubriendo que se consigue hacer más, e incluso mejor  practicando la no acción. No acción significa permitir que las cosas sean y se desplieguen a su propia manera. 

Cuando nuestra mente se calma nuestros pensamientos se hacen más claros y eficaces, y de esta forma podemos lograr más éxito con menos esfuerzo.  Toda acción se inicia con un pensamiento; por tanto en primer lugar debemos sembrar las semillas del éxito en nuestra mente.  De esta forma podemos crear las condiciones favorables para que con la influencia de nuestros pensamientos positivos y una visión elevada, otros actúen de la forma que sea más beneficiosa, tanto para ellos mismos como para los demás.


Meditación y no acción


Meditar es sinónimo de practicar la no acción. Como afirma Jon Kabat Zinn, no practicamos para conseguir que las cosas sean perfectas, ni para lograr hacer las cosas a la perfección. Más bien practicamos con el fin de comprender y experimentar de forma directa que las cosas ya son perfectas tal como son. Esto está relacionado con sostener el momento presente con toda su plenitud sin añadir nada extra, percibiendo su pureza y el fresco potencial que tiene para dar lugar al momento siguiente.


Práctica:


Detente, observa, aprende, inspírate:


A lo largo del día intenta percibir la plenitud del momento presente, tanto en los momentos rutinarios como en los más complicados y difíciles. Practica la actitud de permitir que las cosas se desplieguen en tu vida, sin forzar que ocurran y sin rechazar las que no encajan con tu idea de lo que debería estar ocurriendo. Practica la aceptación incondicional de todo lo que sucede, intentando a su vez percibir y valorar que cada momento es absolutamente preciso, como debe de ser, y que cada persona es un actor en la maravillosa obra de la vida, interpretando el papel que les toca de acuerdo al guión establecido.










miércoles, 1 de octubre de 2014

COMPRENDER QUE ES EL TIEMPO


Los seres humanos hemos creado el concepto del tiempo para medir la experiencia del espacio entre dos eventos. El tiempo transcurre solo debido a que nuestra experiencia cambia. ¿Qué es el cambio? El cambio es tan solo una serie de eventos que se van sucediendo en esta dimensión física. Por tanto el tiempo es la experiencia de la velocidad de eventos. En este caso, el tiempo depende del la velocidad del cambio. ¿Qué es lo que cambia en nuestro interior y cuya velocidad gobernará la rapidez con la que parezca que pasa el tiempo? Lo que cambia son nuestros propios pensamientos. Si el ritmo de nuestros pensamientos se hace más lento, el tiempo dará la impresión de expandirse. Si cobran velocidad, el tiempo se contrae. No se trata de que haga que mis pensamientos vayan más despacio de la misma manera que reduciría las revoluciones a las que gira un disco; simplemente tengo que dejar espacio entre cada pensamiento o incluso entre cada palabra. Entonces me hago consciente, no sólo de los pensamientos, sino también de los espacios vacíos entre pensamientos. La conciencia de esos espacios sosegados y tranquilos entre pensamientos me lleva justo al presente y me proporciona la sensación de que hay "espacio para maniobrar", tiempo de sobra.
 
Tiempo y percepción
 
¿Por qué hoy en día tenemos la sensación que el tiempo  se mueve más deprisa?  Porque tanto el número de eventos como la velocidad están incrementando. E incluso parece  todo va más rápido si nosotros participamos de esos eventos. Si la velocidad y el numero de eventos disminuyeran experimentaríamos que el tiempo avanza más despacio. Por tanto, si queremos ralentizar el tiempo hay que practicar aprender a ser un observador imparcial de los cientos de eventos que suceden a nuestro alrededor. Tener la capacidad de discernir y elegir cuando ser observadores y cuando debemos actuar e intervenir en esos eventos.



Crear un espacio en nuestra mente



Los espacios que dejamos libres cuando nuestros pensamientos van más despacio nos permiten cambiar rápida e inmediatamente de dirección. Cuando los pensamientos se lanzan a la carrera, es como si cogiesen ímpetu, como un coche a toda velocidad. Si resulta que tenemos que realizar un giro imprevisto, tendremos que apretar el freno hasta el fondo, nos desestabilizaremos y perturbaremos a las personas que circulen por detrás de nosotros. Probablemente pasaremos el cruce de largo y tendremos que perder tiempo y esfuerzo hasta conseguir dar la vuelta y realizar la maniobra adecuada. Cuando eso tiene lugar en nuestras mente, la parada de emergencia nos sacude y confunde, resultando también inquietante para quienes nos rodean. No obstante, los espacios entre pensamientos son como esas ocasiones en que temporalmente permanecemos inmóviles. Desde una posición inmóvil podemos empezar a movernos en cualquier dirección que escojamos, con suavidad y normalidad, sin causar desazón a nadie.



Esta práctica de conseguir que los pensamientos vayan más despacio y de otorgarnos a nosotros mismos más tiempo, resulta provechosa en varios sentidos. Por encima de todo, nos permite ser conscientes del alma con mucha más facilidad. Esos espacios nos proporcionan tiempo para disfrutar de agradables sentimientos de paz y contento, que son cualidades naturales del alma.

El tiempo en nuestra vida no se puede ahorrar o perder, pero debe ser vivido. Para esto es importante desarrollar determinación y poder de voluntad, de forma que podamos elegir a cada momento como queremos utilizar nuestro tiempo y vivir nuestra vida.



PRÁCTICA DE MEDITACIÓN



Practica el hábito de decir: «Lo pasado, pasado». Mira hacia adelante. Si algo negativo sucede, no te sientas culpable. Siente la determinación de conquistarlo. Orienta la energía que normalmente suele dirigirse a alimentar la sensación de culpabilidad o pesar, hacia pensamientos positivos y fuerza de voluntad, de manera que el alma pueda decir: «Sí, realizo esfuerzos para cambiar y mejorar.»


miércoles, 24 de septiembre de 2014

INCREMENTAR LA CONCENTRACIÓN Y EVITAR LA DISPERSIÓN MENTAL




La dispersión mental es una de las causas principales de no usar de forma eficaz nuestro tiempo. La mente es bombardea a diario por numerosos estímulos del exterior, lo cual nos dificulta la capacidad de concentrarnos en el presente. Es importante dedicar un tiempo a comprender el funcionamiento  de nuestra mente, y darle un entrenamiento para saberla enfocar y concentrar donde queramos en el momento que queramos. Uno de los principios de la gestión eficiente de nuestro tiempo es la capacidad de permanecer concentrados en hacer una sola cosa  y no pasar a la siguiente hasta que la hayamos terminado. Con  la práctica diaria de la meditación podemos mejorar la calidad de nuestra atención y concentración en el aquí y ahora, pensar menos y mejor.

El uso eficaz  del tiempo depende de nuestra energía, tanto a nivel físico como emocional o mental. Una actitud positiva y una estabilidad emocional favorecerá que nos sintamos capaces de gestionar cualquier tipo de situación. 

 Enfoque y concentración

Enfoque: significa claridad en relación a los objetivos y resultados deseados. También saber cuáles son las prioridades a cada momento, para ir avanzando en dirección a nuestras metas más importantes. Para ello hay que  discernir entre lo urgente y lo importante.
 Concentración: significa la habilidad de permanecer en una tarea hasta que esta se completa en su totalidad, moviéndonos de donde estamos a donde queremos llegar, sin dispersión ni distracciones, y sin apartarnos del objetivo haciendo cosas de menor importancia.
 Concentración y motivación

La motivación es una energía positiva interna, una combinación de entusiasmo y percepción clara que nos impulsa a movernos a la acción y cumplir con nuestro cometido. Es fácil desarrollar concentración hacia aquello que nos motiva e inspira. 

Cuando queremos reactivar nuestra motivación debemos hacernos estas preguntas:

¿Qué es lo que realmente quiero conseguir?

¿Qué es importante ahora para conseguirlo?

¿Qué necesito en este momento para lograr lo que es relevante para mí?


 Métodos para incrementar la nuestra concentración


1.    Enfocarnos en los pensamientos proactivos y creativos al tratar con las situaciones, descartando los pensamientos inútiles e innecesarios.

2.    Identificar elementos y factores que nos distraen y dispersan. Tomar conciencia de esos saboteadores y crear un plan personal para prevenirlos y protegernos de ellos.

3.    Planificar bien nuestro tiempo, intercalando pausas para desconectar de vez en cuando y relajar y calmar nuestra mente.

4.    Preguntarnos a menudo: ¿Lo que estoy haciendo es lo más relevante para alcanzar mi objetivo?

5.    Terminar lo que empezamos, procurando evitar las interrupciones.

6.    Realizar paradas de un minuto cada hora para enfocarnos en un pensamiento pacífico y positivo que nos ayude a desconectar de las situaciones externas. Esto permite despejar nuestra mente de lo que es accesorio  o innecesario y nos facilita conectar de nuevo con lo que es esencial.

jueves, 18 de septiembre de 2014

CREAR UN HORARIO PARA LA MENTE


Uno de los principios para una buena gestión del tiempo en nuestras vidas es fijar a diario una serie de objetivos, planificarlos adecuadamente y establecer un horario para ejecutar las acciones correspondientes.  De la misma forma que creamos un horario para nuestro trabajo u otras áreas de nuestra vida, deberíamos hacer lo mismo con nuestra mente. La semilla de nuestras acciones son nuestros pensamientos,  por tanto si queremos obtener un buen fruto y lograr el éxito en nuestros objetivos,  hemos de asegurarnos de plantar a diario en nuestra mente pensamientos de calidad, positivos, claros y determinados.



Comenzar el día con una conciencia y pensamientos elevados. Recargar la batería del alma.



De la misma forma que cada día nuestro cuerpo necesita energía en la forma de alimento y cada mañana  procuramos  desayunar bien y darle a nuestro organismo la comida necesaria para que pueda funcionar a su máximo rendimiento;  así también nuestra mente necesita el alimento de los buenos pensamientos para funcionar de forma óptima a lo largo de nuestra jornada.  El crear la practica de meditar 20 minutos cada día por la mañana y antes de comenzar nuestra actividad cotidiana, nos permitirá acumular un stock extra de energía mental y nos prepara para enfrentarnos adecuadamente a las cosas. En muchas tradiciones espirituales se considera el tiempo del amanecer como unas horas especiales para recargar la batería del alma y acumular fortaleza interior. 
La mañana es un buen momento para meditar porque la mente está fresca y todavia no está agobiada por los compromisos y responsabilidades. 
La noche es otro buen momento para practicar, ya que la mente se encuentra saturada de la carga de pensamientos de todo tipo que hemos acumulado a lo largo del día, y por tanto es muy adecuado que antes de ir a dormir nos liberemos de la misma. Con esta práctica la meditación limpiará y refrescará nuestra mente. Entonces el sueño será profundo y reparador.



Alimentar al alma con conocimiento y sabiduría espiritual



Otra práctica muy beneficiosa aparte de dedicar cada día un tiempo a la meditación, seria la de alimentar el alma con conocimiento y sabiduría espiritual. Se dice: “el conocimiento es luz y poder”. Por tanto, dedicar un mínimo de 10 minutos a alguna lectura espiritual que nos inspire inyectará en nuestra conciencia un aporte de vitaminas en forma de sabiduría práctica para aplicar a nuestra vida cotidiana.  También nos será de utilidad  seleccionar a diario algunas afirmaciones positivas o slogans para luego irlos recordando de vez en cuando. El efecto de estos pensamientos sobre nuestra alma será como cuando tomamos una barrita energética,  nos ayudará a recuperar fuerzas y energía para continuar con nuestras actividades.



Práctica:


Detente, observa, reflexiona, aprende, práctica, inspírate


-Siéntate en soledad y dedica un tiempo a observar la calidad de tus pensamientos.

-Normalmente, ¿abundan más los positivos o los negativos?

-Date cuenta  del efecto que cada tipo de pensamiento tiene sobre tus sentimientos y tu cuerpo.

- ¿Qué efectos tienen los diferentes pensamientos sobre tu comportamiento?

-¿Cuál es el impacto de los pensamientos sobre tus relaciones?

- ¿Cómo puedes cambiar tus pensamientos de negativos a positivos?